La madera es uno de los principales materiales que se emplea para la elaboración de todo tipo de elementos del hogar, incluidos, por supuesto, algunos tan fundamentales como las puertas o las ventanas –también las contraventanas, las celosías, etc.-.
Y, cuando esta se obtiene de forma completamente legal, es tratada con los estándares establecidos y posee los correspondientes certificados y garantías, su uso es completamente legítimo. Sin embargo, el tráfico ilegal de madera es uno de los problemas mundiales más graves a los que se intenta hacer frente desde diferentes organismos internacionales.
De hecho, su principal consecuencia es que pone en peligro la sostenibilidad de los bosques y se corre el riesgo de eliminar por completo especies vegetales que, actualmente, se encuentran en peligro de extinción por la explotación ilegal que se ha hecho de ellas.
Por ello, la Convención sobre el Comercio Internacional de Flora y Fauna (CITES) ha firmado recientemente un acuerdo con el que se quiere regular el comercio internacional de árboles considerados exóticos, como el ébano o el palisandro.
En general, diferentes organizaciones de defensa del medio ambiente lo consideran positivo, sobre todo por el hecho de que ayuda a tomar conciencia del problema en todos los niveles en los que afecta.
Aunque, por otra parte, indican que puede resultar insuficiente porque no se conoce la implicación que va a existir por parte de las autoridades ni si realmente permitirá atajar los orígenes del problema, ya que aún se desconoce su alcance real.
Desde su punto de vista, algunas de las medidas que podrían resultar más efectivas para luchar contra el contrabando de madera, tanto internacionalmente como en España, serían:
- La aplicación efectiva del Reglamento de la Madera de la UE (EUTR), que fue finalmente aprobado el pasado mes de marzo. Pese a su entrada en vigor, aún no se han establecido las premisas que asegurarían su aplicación, según afirman desde la ONG WWF, aunque sí se destaca como positivo el hecho de que se haya obligado a aplicar el Sistema de Diligencia Debida. Gracias a él, será posible garantizar la legalidad del origen de la madera que se comercializa en la UE porque las empresas importadoras están obligadas a informar a las autoridades del país de origen, los datos del proveedor, las características de la materia prima, etc. Con ello, se investigará y evaluará que no se introduzca madera ilegal en ninguno de los pasos de la cadena.
- Fomentar la implementación de sistemas de certificación forestal: Por ejemplo, la FLEGT (Forest Law Enforcement, Governance and Trade) es una iniciativa de origen europeo que busca una gestión sostenible de los bosques y la garantía de legalidad en las talas y la comercialización tanto de la materia prima como de los productos derivados de la madera.
- Informar y concienciar tanto a las empresas distribuidoras de madera, a los que la emplean en la fabricación de sus productos y a los consumidores finales, de la importancia de exigir los certificados de garantía correspondientes –el más importante es el sello FSC, que garantiza productos extraídos siguiendo criterios sostenibles y ecológicos-. Por otra parte, se recomienda no adquirir las maderas que se encuentren protegidas y, en la medida de lo posible, utilizar maderas de origen local.